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Segunda edición (2021) |
Uno de los cuentos más destacados, como afirma Marco Antonio Corcuera, es Basura por reunir las “...condiciones esenciales de este género literario”, sin embargo, habría que fundar su valor también por la manera alegórica en que presenta la llegada del poblador rural a la ciudad, pues vemos cómo la urbe impresiona, confunde y finalmente devora al protagonista, construyendo el espacio urbano como un terreno hostil donde sus habitantes se ven obligados a desarrollar mecanismos de resguardo; de esta manera, el sentido de la integración o la convivencia entre culturas, la rural y la citadina, se ve frustrado. La descripción caótica del espacio urbano en este texto es una forma de expresar el rechazo a la vida agitada de la ciudad, las otras cinco historias transcurren en el ande liberteño y aunque los sucesos son trágicos también, el ambiente de pesadumbre de todos los relatos no se presenta de manera inmediata como en Basura.
El pobre sentía frío y dolor en todos sus costados, aunque más agudo y grave era el dolor que le causaban los transeúntes que, mirándole de soslayo, escupían, se tapaban las narices y, retomando su habitual indiferencia, alejábanse por la vereda, inconmovibles. (Morillo, 2021, p.29)
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Primera edición (1964) |
Desde este texto se mantendrá la perspectiva de las clases subalternas, representadas siempre en un personaje que ha pasado por una experiencia de opresión, para presentar mediante fábulas, al estilo del cura Chamorro-otro personaje de la narrativa de Morillo-, o por medio de un relato contrahegemónico, la verdadera historia y las injusticias cometidas por los grupos de poder. Además, se concibe el ejercicio del saber letrado como un arma contra el sistema, tal como veremos en las novelas Aroma de Gloria, Fábula que no tiene paradero y Hienas en la niebla.
La oralidad es otro de los recursos más destacados del narrador patacino, en este volumen ya se encuentra en el discurso del narrador y de los personajes diversas palabras propias del ande liberteño, que refractan – como diría Voloshinov – el pensamiento del poblador andino. Uno de los cuentos donde más se destaca esta característica es precisamente el que le da nombre al libro, pues aquí un arriero, al sentirse culpable por ocasionar de forma accidental la muerte de su amigo, empieza un monólogo interior relatando la historia tal como sucedió y los hechos posteriores a la tragedia, incluyendo lo que hace para ocultar su culpabilidad. Esa situación resultaría inverosímil sin recuperar el habla de los pobladores de la zona de Pataz.
Acordándome de esto yo no’ staba tan tranquilo y alegre como el resto. Porque me acuerdo todito y ya nunca tendré descansadero. La Floretina, dejuro, que no sabe tanto como yo, cómo bailaba, igualito que un trompo, ya sin preocuparme del duelo, porque hace más de un año que te juiste a l’ otra vida. Como un trompo, la pobre, aunque no sé si de alegría o de qué, po’ ratos le brincaban lágrimas. Así jue, Teodosio, como pasamos la noche dándole alitas a tu cholito pa’ que se vaya derechito al Cielo. (Morillo, 2021, p.39)
Además, en el personaje del arriero Morillo plasma la tragedia, la desdicha y el infortunio del viajero, todo el que sale de su terruño enfrentará vicisitudes y, mediante el viaje, sufrirá una transformación constante hasta encontrar su lugar en un mundo hostil e inquietante; Diego, en Hienas en la niebla; Amelia en El río que te ha de llevar; y Umberto en, Memoria de un naufragio, conciben el viaje como un continuo autodescubrimiento, rasgo que podríamos calificar hasta de autobiográfico en la obra de Morillo. Como afirma Carlos Santa María, este libro de cuentos puede leerse como la fuente inicial de toda la narrativa de este autor, sus temas, su perspectiva y su identidad están marcadas por este libro, ser un arriero es lo que lo ha llevado a asumir su tarea de escritor con mucha dedicación y a seguir bregando en un viaje interminable.
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